Datos interesantes sobre el trébol


   Los tréboles y las abejas forman una es­pecie de sociedad de socorros mutuos; los tréboles proporcionan el néctar, alimento dulce y tentador del cual son muy gustosos los industriosos insectos; las abejas, en cambio, facili­tan la polinización y con ello, la fecundación de las plantas. Cuando se llevaron algunas de las variedades más importantes de trébol desde Asia, su país de origen, a Europa, y de ésta, a América, demostraron ser bue­nos emigrantes; prosperaron en los nuevos campos lo mismo que en los de su patria remota. Sin embargo, cuando fue llevado a América el trébol de Australia, creció y floreció, pero no pro­dujo semillas. Estudiaron los hombres de ciencia el enigma hasta que descubrieron que su amigo y aliado, una especie de abejorro, lo había abandonado, pues permaneció en el país de origen del trébol sin atreverse a arrostrar la aventura de la emigración. El trébol rojo de­pende en gran parte del abejo­rro que transporta su polen, pues su néctar se produce y está almacenado en un lugar tan profundo de la flor, que solamente los insectos de promuscis o glosa larga pueden alcanzarlo. El trébol blanco y el dulce sumi­nistran un excelente manjar a las abejas, las cuales fabrican con el néctar que toman de ellos una miel muy estimable.

   El trébol es un obrero eficaz y maravilloso que colabora con el agricultor. Produce excelente pasto; es muy beneficioso para el ganadero, cuyas vacas lustrosas y satisfechas se hunden hasta la rodilla en los campos durante la primavera. Se puede segar un campo en los comienzos de invierno y hacer más tarde otra siega para recoger simiente. Donde hay una larga y favorable estación de cultivo, se pueden realizar varias siegas, después de cada una de las cuales, las plantas crecen de nuevo sin necesidad de ser replantadas.

   Es, además, un fertilizante para el suelo, ya que en vez de agotarlo, como hacen la mayoría de los cultivos, lo enriquece. Los cereales y las raíces ali­menticias se nutren de las capas más superficiales, mientras que el trébol, provisto de grandes raíces, lo hace de las más profundas. El valioso alimento de la planta obtenido de esta forma se añade al suelo para la cosecha del año siguiente, cuando las raíces envejecen o cuando se revuelve el trébol con la tierra para que sirva de abono.

   Más importante que esto es el hecho de que sobre las raíces de estas plantas, vivan ciertas bacterias que absorben el nitrógeno atmosférico y se alojan en los nodulos o nudosidades, lo mismo que en todas las leguminosas, como la alfalfa; las bacterias ceden el nitrógeno a la planta y ésta lo combina con las de­más substancias alimenticias que toma del suelo para formar sus proteínas o substancias nitrogenadas. Este es el secreto de que se obtenga una excelente cosecha de maíz donde se cultivó trébol el año an­terior.

   El trébol dulce o meliloto, aunque no sea uno de los verdaderos tréboles, se parece a ellos en muchos aspectos y pertenece al mismo grupo de las legumi­nosas. En otro tiempo, se consideraba como una hier­ba perjudicial. Solamente lo apreciaban los colme­neros, pero actualmente, lo consideran útil todos los agricultores. Puede cultivarse en tierras demasiado pobres para otros cultivos y en condiciones climatológicas que no soportan los verdaderos tréboles y la alfalfa. Contribuye también grandemente a la for­mación del suelo, porque sus raíces llegan hasta una profundidad de 4 ó 5 metros, o más, e infestan la tierra de bacterias asimiladoras de nitrógeno, tan beneficiosas para los cultivos.

   Se conocen más de 400 especies de trébol. Todas ellas crecen en las mejores condiciones en las regio­nes templadas de Europa y América. El trébol co­mún encarnado es una de las más antiguas; el trébol mamut rojo es una variedad mejorada procedente del común encarnado; el sueco prospera en terrenos demasiado húmedos para el encarnado y es una plan­ta muy buscada por las abejas; el blanco u holandés arraiga en todos los terrenos dedicados a pasto o a prados; el carmesí o italiano, que se utiliza como una siembra de protección en las huertas, se cultiva tam­bién por los jardineros como una planta de adorno. Un trébol procedente de Egipto, el berseem, ha sido introducido en América del Norte para ser cultivado en los suelos alcalinos del Sudoeste.

   Una planta importante relacionada con el verda­dero es la lespedeza, que se cultiva para pasto y pienso en la parte meridional de América del Norte. Las principales especies de lespedeza son la japonesa y la coreana. También existe otra planta, llamada medicago o mielga, que se parece mucho a la alfalfa y se cultiva para pasto.

   Con el nombre de trébol, se designan muchas otras plantas de tres hojas, como la aleluya.
   Los verdaderos tréboles pertenecen a un género de la familia de las fabáceas o papilionáceas, lla­mado Trifolium porque sus hojas se dividen en tres hojitas o foliólas (está muy extendida la superstición de que el trébol de cuatro hojas da buena suerte). Las flores son encarnadas, blancas, carmesíes o ama­rillas, y se disponen en cabezuelas o racimos. El nombre científico del trébol encarnado es Trifolium pratense; el del blanco, Trifolium repens; el del ir­landés, Trifolium dubium, de flores amarillas; el sueco, Trifolium hybridum. Los tréboles dulces o me­lilotos pertenecen al género Melilotus; el trébol ja­ponés o lespedeza del Japón es la Lespedeza striata; la lespedeza de Corea es la Lespedeza stipulacea; y el medicago o mielga corresponde a las especies Medicago arabiga y Medicago hispida.